lunes, 12 de mayo de 2008

Virgen del Rocio


Historia [editar]
Las crónicas históricas cuentan que el rey
Alfonso X el sabio, allá por el año 1270 mandó erigir una ermita consagrada a la Virgen en el lugar llamado de Las Rocinas, que había sido reconquistado a los árabes. Las mismas crónicas relatan cómo en esos mismos lugares, el rey creó un coto de caza, atraído por la belleza del lugar y la cantidad de ciervos existente. Este coto se conoce hoy como Coto de Doñana.

Origen del Rocío [editar]
Almonte, estuvo poblada desde épocas muy remotas cuyos vestigios son frecuentes desde el paleolítico a la prehistoria, Almonte pertenece a la cora de labla (Taifa de Niebla) (Huelva) con el nombre de Alyabal (Almonte).
La conquista de
Niebla tiene lugar en 1262 por Alfonso X el sabio, hijo del rey Fernando III El santo. Alfonso X, repobló todas las tierras de la jurisdicción de niebla la cual pertenecía Almonte, con su actual termino municipal de hoy. En 1280, la primera fase de la repoblación era ya un hecho esta primera repoblación afectaba a la parte occidental, es decir donde se encontraba Almonte y la Rocina ya que la parte oriental tardaría algún tiempo en repoblarse.
Alfonso el Sabio, aficionado a la caza también tenía la piadosa costumbre de levantar santuarios a la Virgen María en las tierras que conquistaba. La rocina, en aquel lugar rodeado de malezas y de acebuchales, en ese gran paraje de hermosas vistas en las orillas de la marisma, el rey Alfonso mandó construir una pequeña ermita, donde colocó a Ntra. Sra. del Rocío, donde a permanecido en el mismo lugar durante 700 años, se puede deducir que la ermita fue construida entre los años 1270 y 1275.
No cabe la menor duda que tan primitiva ermita fuera de un sencillo mudéjar, estilo que venia imponiéndose en la comarca limítrofe al lugar del Rocío. En la rocina, el monarca descubre un paraíso donde practicar su deporte favorito, todo aquel bosque se denominaba las rocinas, cuyos limites imprecisos no solo albergaba la zona por donde transcurre el arroyo de su nombre, si no su extensión limites aproximados eran al norte bajando hacia el oeste la canariega, monteruelos, el pájaro y el tendedero de la higuerita, al sur la punta de malandar y al oeste la desembocadura del Guadalquivir hasta el año de braines, territorios éstos, qué después pasaran a la casa de Medina-Sidonia.

Primera ermita del Rocío (1270 - 1755) [editar]
Aquella ermita de diez varas de largo y del estilo mudéjar andaluz sus muros de tapial, las jambas y roscas de los arcos, de ladrillo a la morisca, con grueso tendel ;la cubierta toda de madera, allí tan abundante de par y nudillo, decorada de laceria mudéjar ;la cobija de teja morisca, la portada con arco con herradura apuntado y sobre ella la espadaña con arco de herradura para su campana . En su interior, humilde y sencillo, es grato y placentero, sobre el piso ladrillado se eleva con tres escalones de bordillos vidriado de verde, el presbiterio y en su plano se alza el altar de reducidas proporciones, quizás cubierto de antipindeo tejido, de vivos colores, quizás revestido de alicatado de alfardones morisco blanco y verdes .
Aquella primera ermita duro hasta el terremoto de Lisboa, en 1755, que la dejo en ruina, la virgen del Rocío fue llevada a Almonte y estuvo allí durante dos años seguidos, celebrándose allí la Romería del Rocío en el pueblo Almonteño, la reforma de la ermita acabaron en el año 1758.

Leyenda [editar]
El Rocío, cuya historia se encuentra hoy documentada en sus aspectos más importantes, ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la Hermandad Matriz de 1758:
«Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que, o apacentaba ganado o había salido a cazar, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina (cuyas incultas malezas le hacían impracticables a humanas plantas y sólo accesible a las aves y silvestres fieras), advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los ardores del original delito; miró una Imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina.
Hallazgo tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos, se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.
Poseídos de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo. Hízose, en efecto, una pequeña ermita de diez varas de largo, y se construyó el altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las Rocinas».


Hoy la historia sitúa los orígenes del Rocío dos siglos antes y todo indica que fue el mariano monarca Alfonso X el Sabio quien pudiera haber erigido aquella primera ermita, tras su conquista de Niebla en 1262, mandando colocar allí la bella imagen de la Virgen.


Camino [editar]
En la actualidad son más del centenar las afiliadas a la hermandad matriz de Almonte. Principalmente son de localidades de las provincias de
Cádiz, Sevilla y Huelva, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros acuden en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades para hacer el camino.
El llamado camino, es el que cada hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.
Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del
Simpecao, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.
Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la [Salve] que cada noche se reza al simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.

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